GRACIA U OBEDIENCIA

¿Salvación por gracia o por obediencia? La pregunta es engañosa. Yeshúa no predicó religión ni teología, sino un llamado urgente: “¡Arrepiéntanse!”. Descubre qué es realmente el arrepentimiento bíblico (teshuváh) y por qué sin él no hay entrada al Reino.

GRACIA U OBEDIENCIA

¿La salvación es por gracia o por obediencia? Esta es una pregunta que todos nos hicimos cuando dejamos atrás la teología evangélica. Lo primero que podemos afirmar es que la sola formulación de esta pregunta es un error y necesitamos tenerlo claro.

Efesios 2:8–9 — «Porque por gracia han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Elohim; no por obras, para que nadie se gloríe».

No puedo menos que dar un gran amén a las palabras del apóstol Pablo. Hemos sido salvados por la gracia, es un don del Eterno en los méritos de Yeshúa nuestro Mesías. Para entender como la gracia se relaciona con la obediencia a la Toráh necesitamos regresar a los principios básicos de las buenas nuevas (evangelio) de Yeshúa, a aquellos conceptos que tan rápidamente pasa por alto el cristianismo de raíz romana.

MATEO 4:12,17,23 — Cuando Jesús oyó que Juan había sido encarcelado, regresó a Galilea… Desde entonces Jesús comenzó a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado»… Y Jesús iba por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
MARCOS 1:14 Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio de Dios. «El tiempo se ha cumplido», decía, «y el reino de Dios se ha acercado; arrepiéntanse y crean en el evangelio».

Cuando Yeshúa supo que Juan había sido encarcelado comenzó a predicar el evangelio con la frase «Arrepiéntanse porque el Reino de los Cielos se ha acercado», había llegado el tiempo en el que el Eterno se había acordado de Abraham para mostrar misericordia a su pueblo y redimirlo de sus pecados (Lucas 1:46-55; 68-79). Notemos que no hay mérito de Israel en nada de esto, es más, Yeshúa el mensaje comienza con un mandamiento: «Arrepiéntanse», es otras palabras: están haciendo lo malo, si cambian y hacen lo bueno pueden entrar al Reino de los Cielos. El Reino de los Cielos es alcanzable, pero el requisito es el arrepentimiento. Es obvio pero es necesario decirlo: si me arrepiento puedo entrar al reino de los cielos, pero si no me arrepiento no puedo entrar al reino de los cielos. Eso es exactamente lo que está predicando Yeshúa, y es lo mismo que Juan había estado predicando en el Jordán para preparar el camino del Mesías.

MATEO 3:1-2 — En aquellos días llegó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, diciendo: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado».

Juan estaba haciendo este anuncio y miles de judíos vinieron a él para ser sumergidos en el Jordán porque entendieron perfectamente de qué estaba hablando. Hoy no es tan claro porque para entender el mensaje de Juan necesitamos tener cierto conocimiento de la Toráh y de los Profetas, y estar en los zapatos (o sandalias) de los judíos de ese tiempo. Hablaremos de esto más adelante, por ahora nos quedaremos con el gran impacto que causó la predicación de Juan, al punto que «Jerusalén, toda Judea y toda la región alrededor del Jordán, acudían a él, y confesando sus pecados, eran bautizados por Juan en el río Jordán». Pero algo desagradable pasó:

MATEO 3:7-9 — Pero cuando vio que muchos de los fariseos y saduceos venían para el bautismo, les dijo: «¡Camada de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira que está al venir? Por tanto, den frutos dignos de arrepentimiento; y no piensen que pueden decirse a sí mismos: “Tenemos a Abraham por padre”, porque les digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras.

Unos fariseos y saduceos vinieron para ser sumergidos por Juan, estos creían que la inmersión de Juan tenía un valor espiritual, pero el profeta los rechazó e insultó (si me permiten decirlo) ¿Por qué? Porque no se había arrepentido. El arrepentimiento era la base para entrar en este nuevo Evangelio del Reino, estos ministros religiosos necesitaban arrepentirse para poder entrar. Sin arrepentimiento no hay perdón de pecados: para recibir la gracia del perdón y entrar al Reino, primero debo arrepentirme de mis pecados.

Ahora, esta es la clave, el concepto bíblico de «arrepentimiento» no es lo mismo que «sentir remordimiento» o «reconocer los pecados», el concepto bíblico es cambiar. «Arrepentimiento» en hebreo es «teshuváh» y significa literalmente «regresar». Hacer teshuváh consiste en regresar al Padre mediante la obediencia a sus mandamientos. Arrepentimiento (teshuváh) consiste en el proceso de abandonar el pecado, que es transgredir la Toráh (1 Juan 3:4), para adoptar una forma de vida basada en la confianza en el Eterno y la obediencia a sus mandamientos. Es por eso que Juan le reclama a los saduceos y fariseos que den frutos que demuestren arrepentimiento. ¿Acaso los saduceos y los fariseos no obedecían la Toráh? No, no la obedecían, lo cual Yeshúa les sacaba en cara permanentemente. Pero de eso seguiremos hablando mañana.

¿Hemos oído y recibido el evangelio de Yeshúa? ¿Estamos regresando al Padre confiando y obedeciendo de manera que nuestras vidas sean transformadas constantemente por su Palabra?

Un abrazo, Shalom!